jueves, 8 de julio de 2010

Sikorsky S-51. VACUFORM ESCALA 1/72 -POR GUY


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El Sikorsky alcanzó a volar 742 kilómetros, pero esta pequeña cifra nada dice de lo útil que fueron esos vuelos para acumular una experiencia de la que antes se carecía por completo. De los viajes sobre la región de bahía Margarita, inclusive, se pudieron sacar conclusiones de valor general.

El helicóptero era un medio ideal para la exploración antártica de áreas relativamente reducidas, para ello lo ayudaba su capacidad de posarse en terrenos muy pequeños y la amplitud de visión que permitía su cabina, un hecho muy importante cuando se realizan vuelos de reconocimiento a baja altura.

Como apoyo de las patrullas era invalorable en el transporte de medicinas y pequeñas cargas de víveres o repuestos. Pero el helicóptero estaba obligado ante la índole de sus operativos a llevar esquíes, carpas, alimentos, un botiquín, amarras, estacas, etcétera. Así, su capacidad para el traslado de grandes bultos era prácticamente nula.

Además, el desastre ocurrido al bajar en los Islotes Refugio señaló lo peligroso de descender sobre colchones de nieve suelta, difíciles de observar desde el aire y tan comunes en la Antártida. Asimismo, los vuelos de reconocimiento estaban limitados por la pequeña cantidad de combustible que se podía transportar. En ningún caso se sobrepasó la distancia máxima de 150 kilómetros.

Por otra parte, la sorpresiva aparición de vientos arrachados de inusitada violencia, el microclima de bahía Margarita, la falta de apoyo meteorológico para volar con un mínimo de seguridad en una zona de cambios muy rápidos transformaba cada salida en una aventura azarosa.

Este primer jalón en el empleo de medios modernos de comunicación, transporte y exploración marcó en la mente de todos los expedicionarios el valor que un aparato de las características y versatilidad del helicóptero puede ofrecer como ayuda inestimable a cuantos trabajan esforzadamente en el extremo austral de la Patria.

A cincuenta años de su empleo inicial han quedado demostradas sus bondades. tanto es así que los viejos aparatos han sido reemplazados por máquinas biturbinas de mayor porte que acaparan la mayoría de las operaciones aéreas que se realizan en la Antártida.

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